Bollos de Santa Lucía

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El día 13 de diciembre se celebra la festividad de Santa Lucía y en Suecia es típico preparar estos bollos aromatizados con azafrán o Lussekatter.

Los bollos de Santa Lucía se hacen con muchas formas diferentes, pero una de las más conocidas es en forma de S. El azafrán les da un tono un poco amarillo además de sabor. Se dice que las dos pasas representan los ojos de Santa Lucía.

Santa Lucía es muy venerada en Suecia, nacida en Siracusa, Sicilia, fue acusada de brujería y después de sufrir muchas torturas a las que sobrevivió, la condenaron a morir en la hoguera, a la que sobrevivió también. Dicen que incluso con los ojos dañados por el fuego seguía viendo. Debido a esto es la patrona de los ciegos. Al final la ejecutaron.

Con motivo de esta festividad, en Suecia se organizan procesiones de chicos y chicas en las que una joven representa a Santa Lucía, vestida con túnica blanca, fajín rojo, y una corona con velas encendidas. Por lo general los chicos son los encargados de repartir estos bollitos a los presentes.

A nivel familiar, es la hermana mayor la encargada de repartir los bollos de Santa Lucía al resto de la familia. Normalmente se acompañan de café o vino caliente especiado.

Quedan unos bollitos muy tiernos y esponjosos, los puedes tomar solos o rellenos, con mantequilla y mermelada están muy ricos.

Ingredientes:

250 g. de harina de fuerza
120 ml. de leche
40 ml. de nata (35 % M. G.)
10-12 hebras de azafrán
30 g. de mantequilla
4 g. (1 cucharadita colmada) de levadura seca de panadería (12 g. si utilizas levadura fresca)
45 g. de azúcar
30 g. de huevo + cantidad extra para pintar los bollos antes de hornear
12 uvas pasas

Elaboración

Pon un cazo al fuego con la leche, la nata y las hebras de azafrán. Lleva a ebullición, retira del fuego, tapa y deja infusionar durante media hora.
Cuando todavía esté templada agrega la mantequilla y remueve hasta que se funda. Si se ha enfriado demasiado puedes calentarla un poquito.
Echa toda la harina en un bol, agrega la levadura y mezcla con una cuchara.
Agrega el azúcar, remueve, y haz un pequeño hueco en el centro.
Vierte el huevo, es medio huevo más o menos, bate el huevo entero y después separa los 30 g.
Añade también la mezcla de leche infusionada.
Empieza incorporando la harina de los laterales hacia el centro con una rasqueta, una cuchara, o con la mano.
Cuando no queden restos de harina suelta en el bol, vuelca la masa sobre la mesa y amasa hasta que tengas una masa lisa y homogénea. Al principio estará un poco pegajosa pero verás que enseguida empieza a cambiar.
Puedes amasar durante dos minutos y hacer un reposo de cinco. Repite los mismos pasos dos veces y la masa debería estar lista.
Forma una bola de masa y pásala a un bol engrasado con aceite, tapa y deja fermentar hasta que doble su volumen. Tardará más o menos tiempo dependiendo de la temperatura ambiente. Mi masa tardó dos horas y media.
Cuando haya fermentado vuelca la masa en la mesa enharinada, desgasifica un poco y corta en seis porciones. Puedes pesarlas para que todas sean exactamente iguales, o lo puedes hacer a ojo, que es lo que hice yo.
Forma bolas de masa con cada porción, y después cilindros de unos 25-30 centímetros de largo.
Para formar los bollos enrolla un extremo del cilindro de masa hasta el centro, y después enrolla el otro extremo hacia el lado contrario, nos debe quedar como una S. Ve dejándolos en una bandeja de horno con papel vegetal, tapados con film transparente o un paño limpio.
Pinta con huevo batido, tapa y deja reposar durante diez minutos.
Pasados los diez minutos píntalos de nuevo, tapa y deja fermentar durante media hora.
Hidrata las pasas en agua templada, escúrrelas y coloca una a cada lado, en el centro del espiral.
Hornea a 190º C durante 15-17 minutos.